Pero el verme todas las mañanas por mi espejo hace que mi autoestima baje como una montaña rusa en descenso. No puedo encontrarme bella, ni mucho menos bonita, no puedo reunir el valor necesario, ni para tan siquiera, mirarte... Y es que el pensar tanto en lo superficial me hace más vacía y descerebrada como las chicas locas de mi generación.


¿Porque los chicos de ahora no se fijan en el interior de las personas? ¿Porque, necesariamente, deben de ser planas, delgadas estilo anorexicas y sobre todo populares? La típica chica tonta con cuerpo de modelo, pero cerebro de arroz. Todo lo contrario a lo que yo soy...


''De la vista nace el amor. . .'' Se ve que quien inventó esa frase, no pensó en personas como yo. No se me  puede aplicar ni siquiera un poco. Pero tal vez si yo fuera más hueca, juntaría todo el coraje y valor suficiente para cruzar el vagón y por fin conocerte, como muchas veces lo he vivido en mis sueños. Y es que el soñar si se me tiene permitido pero ni aun asi no soy alguien valiente.

Tan ilusa soy que por ti me puse la única falda que poseo, no me gustan, pero este día tan especial a merita que me ponga lo más elegante y valioso que tengo, la falda que me dio mi mamá antes de morir.
Pero ahí te vi como todos los días  que tomas esta ruta en la cuál nunca te había visto y mucho menos imagine que vivieras tan cerca mio.


Una nueva ilusión que hace que mi corazón lata a mil por hora. 
Al parecer la ventana te ofrecía un mejor panorama y claro que te lo ofrecía  porque yo no tengo nada de lo que tu pudieras desear.

El dolor invade mi pecho y hace que me quiera morir por algo tan simple pero para lo que a mi representa un esfuerzo. Comencé con mi manía de jugar con mis dedos, pero ni eso me hacia olvidar lo que instantes atrás había pasado.


No había servido para nada. Sentía esas lagrimas quemar mis pupilas, rogando por salir rebeldes e imparables, mostrándome pusilánime ante ti. Enseñándote lo patética que resulto ser.


Un sollozo ahogado se atoró en mi garganta. Sumisa, enrede mis brazos alrededor de mi cintura, abrazándome  consolándome, sin darme mucho calor a cambio. Entristecida y muy absorta en mis pesares, no pude percatarme de que me mirabas.

Levante mi rostro para mirarte aunque sea una vez más y para mi sorpresa tus oscuros orbes se clavaban en mi. Nunca me habías mirado con tal intensidad. Un fuego palpable.

Un suspiro escapó de tus labios e instantáneamente cerré mis ojos, convenciéndome de que este momento era real.

Llevé mis manos a la altura de mi pecho tratando de controlar ese revoloteo de colibrí enjaulado.
Mi corazón latía frenético de solo recrear ese momento en el cuál nuestros ojos se cruzaron por segunda vez.


Me sentía realizada, tantos meses esperando a que te percataras de mi simple presencia, de que supieras de que existo y de que solo me encuentro a unos pasos de ti. Este es el momento en el que debo de juntar toda el valor necesario para ponerme de pie, cruzar ese pasillo que nos separa, hablarte… Saber como eres, conocerte, tocarte y sentirme viva, porque tú no sabes que yo siempre te miro en la escuela.

Eres dos años mayor que yo, pero desde que me diste ese pañuelo azul, con tu nombre grabado, para yo poder secar las lagrimas que me abordaron aquel día del año pasado. 

Silencioso, Serio y sin saber mi dolor, tuviste el valor de acercarte, poder mirarme, ese momento mágico en el que nuestros ojos se cruzaron por primera vez hizo que el tiempo tuviera compasión y se detuviera por un minuto.

Flahsback 
Tirada bajo el árbol aquel día en donde el sol dejo de existir en mi vida, sin que nadie me viera, pequeña a la vista de todos, pero tu te agachaste hasta quedar a mi altura.

Llorando, desgarrándome  y tu me extendiste tu mano con un pequeño pañuelo color azul y sin más, sin preguntar, te pusiste de pie y seguiste tu camino, dejándome sorprendida porque ese día había quedado huérfana y tú fuiste el único que me acompaño en mi sufrir.

Eres lo único que me queda, secaste mis lagrimas, me acompañaste en mi dolor, un minuto, pero para mi fue toda una vida. Por eso lucho día con día para que sepas que solo sigo respirando por ti, porque aquel día del año pasado, mi madre me dijo adiós.
End Flashback

Siento tu Mirada onix clavarse de lleno contra mi, me siento nerviosa y un escalofrió recorre mi cuerpo hasta que se me congelara el tuétano. Lentamente levante mi mirada. Un revoloteó se produjo en mi interior y me quede absorta en esos ojos tan vacíos y misteriosos a la vez y por primera vez quise armarme de valor para poder pronunciar por fin tu nombre, poder ponerme de pie y cruzar el vagón, llegar y preguntarte quien eres y así poder amarnos eternamente.

Cerré mis ojos mientras me mentalizaba en lo que iba a hacer, escuche un suspiro pesado salir de tus labios, levanto de Nuevo la vista y por milésimas de segundos así estuvimos tratando de decodificar ese enigma que encontrábamos el uno al otro. Hasta que algo realmente interesante cruzó por tu ventana y tu Mirada se perdió en el paisaje abstracto de las vías.

El pavor que me causó el perderte sin conocerte, aún, me hizo temblar y un vació interno se produjo en mi interior y en este extenso vagón me sentí tan pequeña como una oruga.

Observe de nuevo hacia el frente para poderte decir todo lo que un año me he guardado, confirmar de que ese momento en el que nuestros ojos se perdieron fue real, pero al verte bajar del vagón en la que debí suponer era tu parada, caí en cuenta de que todo había sido una jugarreta de mi ilusión, no puedo evitar llorar como aquel día del año pasado.



Todo esto se ha convertido en una rutina para mi. Te miro todos los días de Lunes a Viernes, que pasan volando como fúnebres y obscuras golondrinas, tal cuales del poema de Bécquer, que no les importa las circunstancias y el tiempo resulta efímero, ellas, frías y desgraciadas, sin importarles nada, vuelan al alba sin esperar un mañana. De estación a estación, siempre en la misma posición, tú siempre en frente de mi y solo se interpone el silencio entre nosotros.

No importa cuanto llegue a tomarme, yo juntare las fuerzas necesarias para hablarte, conocerte. Haciendo de lado mi timidez, olvidándome de mi falta de personalidad, sumisa pero todo por ti.
Este sera el día en el que yo vuelva a ver a brillar la luz del sol…

Caminó a la estación y veo como las nubes se apilan negras sobre mi, la lluvia amenazó a la estación y suspendieron el trabajo del vagón, obligándome a ir de pie.


Te acercaste a mi y perdiste tu parada, tal vez y llegarías tarde a la escuela, pero eso no te importó… te pusiste frente a mi y volviste a agacharte a mi altura, una sonrisa dedicada solo para mi curvó la comisura de tus labios, y en tus ojos se mostraba una luz indescriptible y una felicidad que mi hizo estremecer.

Siempre frío, en la escuela y en el vagón, nunca sonriendo a las demás chicas que te coquetean y ahora me sonreías a mi, la chica anti-social a la que solo haz visto una vez. Inconscientemente pellizque la palma de mi mano, para corraborar que no estaba soñando como la vez pasada, pero esta vez era real. Esta vez por fin estoy frente a ti...


-''No sabes cuanto había esperado por este momento'',- Atónita lo escuché y me sentí volar en una nube, su voz era gruesa y ronca pero para mi sonaba tan dulce y melodiosa, como la de un ángel.

Mi corazón comenzó a latir de emoción y por primera vez en mi vida, después de todo mi pasado, volvía a ser feliz.

-''Y-yo tambien lo esperaba. . .''.- Sonreí mientras mis lagrimas amenazaban por salir.- ''Desde aquel dia. . .''